La docente de música del colegio Gianelli habla por primera vez desde que fue absuelta este martes a la mañana por la Justicia. En una entrevista exclusiva con LA CAPITAL aseguró: "Esto te arruina la vida, se que nunca más voy a poder trabajar con chicos".
“Se que nunca más voy a poder trabajar con chicos”. La docente del colegio Gianelli Analía Schwartz dice la frase en la intimidad de su casa sólo unas horas después de haber sido absuelta de las denuncias de abuso sexual y corrupción de menores que había en su contra.
Después de la sentencia leída por el Tribunal Oral Criminal N°1, la maestra rompe el silencio en una entrevista exclusiva con LA CAPITAL “Esto te arruina la vida, aunque pongan cámaras quién va a querer mandar a sus hijos conmigo”, dice.
Pese a esta situación, Schwartz afirmó que transformará su vida por “su familia y amigos”. “Hay que ser razonable y pensar cuándo pasan estas situaciones. No hay que dejarse llevar. Es terrible”, sostiene sobre las serie de denuncias que hubo en su contra. Y pide: “No hay que dejarse llevar por la ola de rumor. Hay que dejar que las falsas denuncias por abuso sean fácil de hacer”.
¿Tuvo algún temor antes de la lectura de la sentencia?, le pregunta LA CAPITAL.
– Por más que sabés que sos inocente, nunca sabés. Vos confías en que el Tribunal tiene que decir que sos inocente, pero también pensás en que nunca tuviste que estar imputada y con eso se equivocaron… Esto me ya me había pasado. La primera vez que declaré cuando dije: “me saqué una mochila de encima”. En ese momento pensé que ahí se terminaba. Para mí fue todo un juego que no sabía jugar. Y cuando estaba conociendo el casillero, me empujaban a otro.
–¿Cómo convivís con el hecho de saber que la gente puede seguir pensando que sos capaz de hacer esas cosas?
-Es terrible. Es más terrible que los chicos lleguen a pensar cuando sean grandes que sí les sucedió y que yo les hice algo. Los padres dicen que le siguen preguntando al día de hoy. Vos no querés recordarle a tu hijo algo malo, como padre, como madre, no insistís. Acá se insistió. Los adultos no me interesan lo que piensen. Si tienen una pervesidad en la mente es de ellos. Pero que el niño crezca con ese pensamiento es feísimo. Que se acuerden de mí como esa persona me mata. El adulto no me interesa. Incluso te digo más, cuando los adultos daban testimonio y yo los escuchaba, no estaban hablando de mí. Era otra persona. No me conocían. Hablaban sin conocerme.
La entrevista completa será publicada en la edición impresa de LA CAPITAL de este miércoles.